Hasta donde llega tu garganta plateada

que estanca los ruidos despavoridos

para azotarlos en medio de la noche en que todo se escucha.

A que hora sueltas tu inmundicia apestosa

que aspiro hasta mi estómago

y nauseabunda se pasea por mis intestinos hasta lograr el asco.

Escupe tu diesel refinado en estudiado tratamiento

y verificado por un estricto control ambiental

(ya....)

y como siempre que a los bolsillos

de al mismo de siempre

no le importe el costo de su pestilente

desperdicio.

Azota con tu calavérica especie

el vacio de la nada desde tu nada

y haz crujir el oxigeno,

el aire,

la transparencia,

el vuelo,

el respiro,

desde tu brillante y apoteósica altura.

Aun asì no te temeré,

aún así,

seguirè.