Escondido
Me miras de reojo , morbosamente,
desde la oscuridad de tu cobardía que no tiene razón.
Obscenamente esperas mi caída
para luego aparecer y pisotearme con alevosía y fiereza.
Cobarde, mientras yo te espero como siempre,
sin armas, sin caretas.
Sigue ahí,
escondido,
deforme de tanto encogerte.
Yo mientras me sigo llenado de colores
y todavía esperando a que asomes.
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