UNA IMAGEN ME HABLÓ Y LA ENCERRÉ EN ESTA FOTOGRAFÍA

Despierto

¿Porque aún no llega la pregunta a los huincas?

Mapuche sigue siendo invisible y muerto ante su tierra,
sobrellevando siglos en que le han robado su cosmos,
han pisoteado sus cementerios,
pero primero han muerto a sus muertos.


Lle Lleu quiere ser verde, tierra y agua,
mezclarse con las semillas y abrazar el sol por el Nahuelbuta.

El lago quiere vivir para los hijos de los toquis,
para los hijos de los guerreros
que ahora cosechan, tejen, amasan,
pescan, narran.

Los otros, los de afuera,
los huincas...
quieren aún más
y más
y
más.

Mapuche a escrito sus casas pidiendo libertad.
Pidiendo despertar.
Pero hace rato está despierto el hijo del toqui,
el hijo del guerrero.
No dejará que el lago muera.
Lo escribe en las paredes de su casa.



Marino vigila despierto,
con brillo de arma
y con ojo de acecho.
Cuida que no escriban,
que no se reúnan,
que no piensen,
que no exijan,
que no despierte.
Que no invoquen en su cuerpo
al toqui bisabuelo,
al guerrero.
Marino vigila,
el lago vive todavía.
Pero por mapuche despierto.
Por mapuche despierto.
(Fotografías de casa en Lleu Lleu, y helicóptero de marinos arraigados en el sector para vigilancia de los mapuches. El móvil está realizando acción de cargar agua para cooperar contra incendio forestal)

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No puedo decir a la maldita equivocación
que se equivocó...
se reiría de mi.



No puedo decir a la mueca de los argumentos
siquiera una versión de los hechos,
ya están pinchados hace tiempo en el diario mural de los acontecimientos
los resultados esperados,
los no sorteados.


Más aún así tomo tus pétalos
y los reacomodo con la sangre fría,
el alma desparramada,
las lágrimas postergadas,
el desánimo congelado,
los ángeles esperando.


Los ángeles esperando.


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Niña y niña



Se te muestra un océano y su arena
y tu rostro dibuja los mil juegos que con ellos emprenderás.
Millones de granos de arena libres a tus sueños
para moldear imaginaciones.

Una poza gigante de agua oceánica
persiguiendo tus pasos con la espuma rebosante,
tratando de alcanzarte imprevistamente,
pero tus ojitos al frente y atenta a su juego sorpresivo
te mantiene alerta, expectante, juguetona,
con los sentidos abiertos a recibir su sonido en un resoplido.

Niña silenciosa pero llena de palabras internas en tus juegos,
llena de simbolos en las cosas que descubres,
llena de música en tu risa,
niña llena de ser niña.



















Y tu,
trozito de dulce,
saltitos ligeros y descoordinados,
mechoncito suelto de la mañana.
Esa lágrima única es solo un juego para sorprender,
porque tu risa eterna, tus ojitos brillantes finitos,
tus gestos lúdicos y sorpresivos,
son los que llenan todo el espacio que rodeas.



Niña,
descubridora de las estrellas,
bailarina de ritmos encantados,
curiosa de los sabores de la mesa,
coleccionista de piedrecitas,
buscadora de brazos de mamá.
Niña,
eterna risa,
borra esa lágrima
y agranda esa sonrisa.
Esa eres tu...




(Ellas son mis exquisitas sobrinitas en una semana juntas con la naturaleza, la cual me enseñó a amarlas y conocerlas más aún)